Pintura, bricolaje y otras muchas actividades manuales son pasatiempos estupendos para nuestros hijos. Para que puedan divertirse con plena libertad sin mancharse, guarda las fundas guardarropa de la tintorería, perfora tres agujeros (para la cabeza y los brazos) y ¡ya está! La funda se ha convertido en un estupendo delantal antimanchas. Seguro que os evitaréis muchas regañinas innecesarias.
A los niños les encanta este tipo de calzado, pero no siempre sabemos elegirlo de forma que no le dañe los pies. Recuerda que el talón y el empeine deben quedar bien sujetos y que las líneas de los ojales han de estar paralelas.
Para eliminar el mal olor de los juguetes, límpialos con una esponja humedecida en una solución de 10 g de bicarbonato sódico por cada 600 ml de agua. Luego aclara y deja secar al aire.
Si tu hijo rechaza los medicamentos en forma de jarabe por su mal sabor, puedes mitigar el aroma conservándolo en la nevera y dándoselo al niño bien frío. También podrás disfrazar su sabor mezclándolo con alguna bebida fuerte y espesa como el zumo de melocotón.
Empieza desde ahora a guardar las hueveras de plástico (no sirven las de cartón). Recórtalas y obtendrás excelentes almenas para los castillos de arena que harán tus hijos en la playa.
Si un niño está enfermo y no quiere meterse en la cama, no lo fuerces. Ponle ropa de abrigo y déjale tumbarse en el sofá. Los niños no saben lo que les está pasando y por eso necesitan tenerte cerca.
Puedes hacer tú misma yogur de beber; es muy fácil: sólo tienes que poner en la batidora varios yogures y añadir azúcar. Y si quieres que tus hijos los tomen con vitaminas, añade trozos de las frutas que más le gusten.
No hay nada más sencillo que hacerles todos los puzzles que quieran y con los dibujos que más les gustan. Recorta las figuras, los paisajes o cualquier motivo elegido, pégalos sobre una cartulina o un cartón para conseguir una base sólida y recórtalos dejando el hueco en el cartón.
Seguro que tu hijo se despierta antes que tú, sobre todo los días de fiesta. No le acostumbres a levantarte en cuanto proteste, déjale jugar un rato. Levántate solo si está inquieto.
¿Se te ha olvidado el babero y tu hijo tiene que comer? La solución es muy sencilla. Seguro que puedes conseguir una bolsa de plástico de las que tienen asas; pues bien, córtala por la parte inferior y pónsela como si fuera una camiseta. Así no se manchará. Además, este truco también puede servir cuando se empeña en jugar con algún producto que pueda mancharle (pintura, plastilina…) y no lleve la ropa adecuada. Remángale… ¡y deja que disfrute!