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Poto

El poto es una planta agradecida, pero si se está marchitando, échale una yema de huevo batida con un poco de agua cada tres meses.

Potos amarillento

Cuando las hojas de tu poto empiecen a volverse amarillas llegando a caerse, añade una yema de huevo batida con un poco de agua sobre la tierra y la planta se recuperará en poco tiempo.

Piel cansada

Para la piel cansada de tu rostro, bate una yema de huevo junto con una cucharadita de miel y añade una cucharada de harina de avena (o en copos bien triturados en la batidora) y con la crema resultante aplícate una mascarilla. Al cabo de una hora lávate la cara y notarás cómo la piel cansada vuelve a estar tersa y muy suave.

Trinos melodiosos

Muchos pájaros no cantan porque se sienten solos. Y esto es normal, pues pasamos muchas horas fuera de casa. Si para ti es como de la familia, cuídalo un poco más: ponle, muy pegado a los barrotes, un pequeño espejito. Él creerá que está con otro pájaro y se pondrá mucho más contento. Además, puedes echarle en el comedero un trocito de regaliz y una yema de huevo cocido bien mezclada con miga de pan. Volverá a cantar y su canto será mucho más alegre.

Proteger las manos del frío

Con el frío las manos se estropean mucho. Para protegerlas nada mejor que mezclar la yema de un huevo con una cucharada de crema hidratante de manos. Si tu piel es muy seca, también puedes añadir unas gotas de aceite de oliva.