Para mantener alejadas las polillas de tus armarios puedes recurrir a un producto natural e inocuo como el aceite esencial de cedro. Solo tienes que empapar un algodón en aceite y dejarlo sobre un platito en el interior del armario.
Si el albornoz que utilizas en la ducha ha quedado áspero, te propongo que recuperes su suavidad haciendo un lavado en la lavadora sin detergente y solo con un puñado de sal. Y cada vez que notes que deja de estar «suave», déjalo en remojo durante toda la noche en agua con un buen puñado de sal. ¡Se recuperará milagrosamente!
Las prendas de pana de color oscuro no pierden su tonalidad original si se lavan con agua y bicarbonato y se aclaran con bastante agua y una gota de vinagre. Los tonos claros han de estar durante unos 15 minutos en remojo con agua, sal y unas gotas de vinagre antes de lavarlas normalmente con agua y jabón. Pero para que queden mejor, sea cual sea su color, es aconsejable cepillarlas a fondo antes de mojarlas.
Si vas al campo y tu mantel termina con manchas verdes de la hierba, frota con alcohol y amoniaco rebajado en agua. Si lo que se te ha manchado es una blusa de seda, cambia el alcohol por agua oxigenada, pero prueba antes que no se coma el color.
Para que tus jerséis de lana no se deformen con los continuos lavados, evita tenderlos con pinzas. Lo mejor es escurrir sin retorcer y colocarlos en horizontal, sobre una mesa, con una toalla debajo.
Para elaborar rápidamente un excelente almidón casero, utiliza el agua de cocción del arroz (50 gr por litro de agua). Debe enfriar y filtre antes de almidonar tu ropa blanca.
Si empleas almidón en polvo, añádele una cucharada de bórax o de sal fina: obtendrás un almidonado ligeramente brillante y evitará, asimismo, que la base de tu plancha se ensucie. No dudes en utilizar el almidón, además de para los manteles y las fundas de las almohadas, para todo tipo de prendas de algodón -no solo para camisas y blusas-se arrugarán menos y el almidonado las protegerá, asimismo, de la suciedad.
Las manchas de pegamento en la ropa se quitan frotando con un algodón empapado en acetona. Prueba antes en una esquina por si se come el color.
Si tu cazadora de piel está un poco rozada, dale una capa de crema líquida de la que utilizas para los zapatos. Deja que se seque (lo que puede llevar todo un día) y frota con un paño para sacarle brillo. Seguro que volverá a tener el aspecto del primer día.
Otra forma de eliminar la señal que queda al sacar el bajo de una prenda es la siguiente: pasa por la zona una esponja mojada en vinagre blanco y plancha a temperatura media. La marca desaparecerá.
Cuando una prenda blanca de lana haya adquirido un feo tono amarillento, no te preocupes: recuperará toda su blancura si la sumerges durante veinticuatro horas en agua con el zumo de varios limones.