Para eliminar las manchas de moho de una prenda blanca de algodón, hiérvela en agua y leche a partes iguales durante 10 minutos. Después, escurre la prenda y vuelve a introducirla en un remojo de agua templada con un chorrito de lejía durante un par de horas. Escurre y aclara bien con agua tibia.
¿Has mezclado algunos colores con tan mala fortuna que uno de ellos ha desteñido? Para reparar el error pon a hervir un manojo de laurel en unos dos litros de agua. Retira el agua del fuego e introduce en ella las prendas desteñidas dejándolas en remojo hasta que el agua esté fría. Si lo crees necesario vuelve a repetir la operación hasta que la prenda recupere su color original.
Después de cada uso del traje de baño, lávalo con agua fría y detergente suave. Aclara, deja en remojo cinco minutos y escurre sin retorcer. No olvides colgarlo a la sombra.
¿Te has olvidado de poner las legumbres en remojo y temes que queden algo duras si las cocinas? No te preocupes y, desde la mañana temprano, introdúcelas en un bol con abundante agua caliente. Déjalas reposar en él hasta mediodía y, a partir de ahí, cuécelas como acostumbres. Prácticamente ni se notará el descuido.
¿Tienes que estrenar vaqueros? Antes de ponértelos y sea cual sea su color, déjalos en remojo en agua muy salada porque conseguirás que, de esa manera, conserven su color durante muchísimo más tiempo.
En ocasiones, las toallas suelen soltar pelusa cuando son nuevas. Por eso, antes de estrenarlas, conviene dejarlas en remojo de agua fría con un puñado de sal y un chorrito de vinagre durante al menos un par de horas. Y es mejor que las laves sin utilizar suavizante durante los tres primeros lavados para que empapen más.