
Para la piel cansada de tu rostro, bate una yema de huevo junto con una cucharadita de miel y añade una cucharada de harina de avena (o en copos bien triturados en la batidora) y con la crema resultante aplícate una mascarilla. Al cabo de una hora lávate la cara y notarás cómo la piel cansada vuelve a estar tersa y muy suave.