Para eliminar las durezas de los pies dales un baño frotándolos con piedra pómez. Después, una vez bien secos, fricciónalos varias veces con 40 gramos de vaselina mezclada con 1 o 2 gramos de ácido salicílico y unas gotas de zumo de limón fresco. Si eres constante las durezas de tus pies se mantendrán a raya.
Otro método para decirle adiós a las durezas: parte una cebolla por la mitad y cúbrela con sal. A continuación métela en un recipiente de cristal y ciérralo. Después de seis horas habrá soltado un líquido que deberás aplicarte en las zonas más deterioradas de tus pies con la ayuda de un pequeño pincel.
Un método más: Corta una rodajita de tomate y colócala sobre ella, sujétala con una tirita o similar y déjala unas horas. Cuando te lo quites, verás que el tomate se ha llevado gran parte de la dureza.
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