
¿Te has olvidado de poner las legumbres en remojo y temes que queden algo duras si las cocinas? No te preocupes y, desde la mañana temprano, introdúcelas en un bol con abundante agua caliente. Déjalas reposar en él hasta mediodía y, a partir de ahí, cuécelas como acostumbres. Prácticamente ni se notará el descuido.