
Para eliminar las manchas de tomate crudo sobre una prenda, espolvorea, mientras la mancha esté fresca, con bastante sal. Deja que actúe un buen rato y, luego, lava con agua fría.
Para eliminar las manchas de tomate crudo sobre una prenda, espolvorea, mientras la mancha esté fresca, con bastante sal. Deja que actúe un buen rato y, luego, lava con agua fría.
Después de cada uso del traje de baño, lávalo con agua fría y detergente suave. Aclara, deja en remojo cinco minutos y escurre sin retorcer. No olvides colgarlo a la sombra.
Si cada vez que cueces patatas enteras acaban pasándose de cocción por fuera y quedando duras por dentro, con lo que acaban rompiéndose, prueba a elegir patatas del mismo tamaño e introducirlas en el agua cuando aún está fría: de esa forma se cocerán por igual y podrás servirlas enteras.
Si es reciente, pasa una esponja con agua fría, esmerándote en los bordes para que la mancha no se extienda, y lava la prenda.
¿Te han regalado un bonito ramo de rosas? Corta los tallos en diagonal y haz una incisión vertical en la base. Moja las bases del tallo un minuto en agua hirviendo y, después, déjalas en agua fría un buen rato. Añade al agua del jarrón unas gotas de limón: se conservarán mucho mejor.
Quienes trabajan en la cocina saben que es muy difícil evitar esos pequeños accidentes como quemaduras, porque salta algo de aceite al freír, o ligeros cortes con el cuchillo. En cualquiera de los dos casos, pon inmediatamente la herida debajo del grifo de agua fría: en la quemadura, evitará que el calor siga avanzando a tejidos más profundos; en la herida, cortará la hemorragia.
Si las judías verdes que vas a cocinar se muestran lacias y con un aspecto poco apetitoso, prueba a introducirlas en un recipiente con agua muy fría a la que añadirás unos cuantos cubitos de hielo. En unos diez minutos, ya podrás notar cómo recuperarán su frescura.
Para que los langostinos y las gambas queden ricos, sabrosos y crujientes, prueba con este truco: cuécelos en frío y, en el momento en que arranque el hervor, pásalos a un recipiente que contendrá agua muy salada y muy fría. Si es necesario, añade unos cubitos de hielo.
Aunque al principio te cueste, procura lavarte el pelo graso con agua fría o, por lo menos, acláralo así. Luego, date un suave masaje por todo el cuero cabelludo con el zumo de una manzana disuelta en un poco de agua. Sécalo con una toalla; procura no utilizar el secador.
No siempre podemos evitar que, sobre todo, nuestros hijos se manchen (o nos lo tiren a nosotros encima) con el refresco de turno. Si el tejido donde haya caído es lavable, no tendrás más que lavarlo como lo hagas siempre y, si se resiste, puedes utilizar un poquito de lejía diluida. Pero, si el tejido no es lavable, pasa una esponja o paño humedecido en agua fría y, luego, utiliza un quitamanchas eficaz.