
Las joyas de ámbar (sobre todo los collares) se empañan a veces de una especie de velo opaco. Recobrarán su brillo si untas las palmas de las manos con aceite y frotas, a continuación, tu joya. Para eliminar la grasa sobrante, limpia el ámbar con un trapo fino y, luego, púlelo con una gamuza.