
Para lograr que este agradable alimento conserve su textura y gusto original no debes guardarlo en la nevera, excepto en verano, y siempre lo protegerás de la luz. Muchas veces en los envases no consta su fecha de caducidad, pero sí la de fabricación. Debes saber que puedes comerlo tranquilamente hasta seis meses después de esta fecha.