
Para que los ceniceros no huelan mal y, además, absorban el penetrante olor del tabaco coloca en ellos un fondo de bicarbonato y, encima, unas hojitas de romero. Al quemarse, el romero desprenderá un magnífico olor.
Para que los ceniceros no huelan mal y, además, absorban el penetrante olor del tabaco coloca en ellos un fondo de bicarbonato y, encima, unas hojitas de romero. Al quemarse, el romero desprenderá un magnífico olor.