
Las perlas naturales son muy porosas y pueden estropearse si entran en contacto con la colonia o el sudor. De vez en cuando dales un baño de agua con un poco de detergente neutro, sécalas con un paño suave y ponlas al sol unos minutos. Luego envuélvelas en papel de seda y guárdalas en un sitio distinto al que pongas el resto de tus joyas.