
Para que el oro quede reluciente hay varias formas de limpiarlo: pasarle un cepillo humedecido en agua con jabón, agua hervida añadiendo una cucharada de amoníaco, o pasta de dientes o con una rodaja de cebolla.
Para que el oro quede reluciente hay varias formas de limpiarlo: pasarle un cepillo humedecido en agua con jabón, agua hervida añadiendo una cucharada de amoníaco, o pasta de dientes o con una rodaja de cebolla.